Querido lector de este blog quiero contarle que son casi las doce de la noche y llevo más catorce horas emborrachando a mis pobres personajes. Sí, dándoles trago como una irresponsable, y eso que son menores de edad. Todo empezó cuando mi tutor opinó (con mucha razón, debo decir) que el aguardiente parecía un elemento muy importante de mi novela y que por lo tanto debía emborrachar a mis dos personajes como Dios manda. Nada de dejar el momento en un par de parrafitos, no, no, no. Más bien volverlos cinco, diez, quince o las páginas que se necesiten para mostrar cómo es que uno pierde la virginidad de aguardiente.
Entonces llevo catorce horas (contando solo las de hoy, por que llevo con el tema del aguardiente algunos diitas más) pensando, escribiendo, tachando y volviendo a escribir sobre cuáles son los primeros recuerdos que uno tiene sobre el trago, cuáles son los gestos que hacen los adultos al tomarlo, cómo lo toman los más chiquitos, qué se siente en la garganta la primera vez que se pasa, y en el estómago, y en las cuerdas vocales, qué se siente la segunda, por qué decide uno tomarse el segundo trago si el primero supo a mierda….
Y después de catorce horas escribiendo sobre aguardiente, debo admitir la que me estoy empezando a emborrachar soy yo.
Guaro rules ❤ Un guaro nos hubiera inspirado mas que el te de la tarde?
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Definitivamente! 😦
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Una guarotereapia siempre es necesaria !! Sin importar el el lugar del mundo !!!jajajjaa
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